sábado, 26 de enero de 2013

La dependencia venezolana de Cuba - Andrés Oppenheimer

La dependencia venezolana de Cuba - Andrés Oppenheimer
Mientras los venezolanos esperaban ansiosos noticias sobre el presidente Hugo Chávez y el resultado de reuniones entre altos funcionarios venezolanos y cubanos en La Habana, recibí un tweet que decía: “Este es el primer caso en la historia en que un país subsidia a otro, y es dominado por este último”.
En efecto, los historiadores del futuro probablemente se rascarán la cabeza tratando de dilucidar los motivos que han llevado a Chávez a regalarle a Cuba $4 mil millones anuales en petróleo y otros subsidios y —más importante aún— a poner su salud, y el futuro político de su país, en manos de una pequeña isla del Caribe.

El propio Chávez reveló en junio del 2011 que fue el dirigente cubano Fidel Castro el primero en advertir que su salud flaqueaba, y que lo urgió a someterse a exámenes médicos.

Después de que los médicos cubanos le diagnosticaron cáncer, Chávez rechazó las ofertas de tratamiento de Brasil, donde la mayoría de los expertos coinciden en que hubiera recibido mucha mejor atención médica, y decidió continuar su tratamiento en Cuba.

Después de decirles a los venezolanos en octubre del 2011 que había derrotado definitivamente al cáncer, Chávez pasó más de 106 días en Cuba en el 2012, realizando tratamientos que —según decía— eran para curar efectos colaterales de sus operaciones.

Ahora, mientras Chávez permanece hospitalizado en Cuba y no se lo ha visto ni escuchado en más de cuatro semanas, la prensa venezolana informó de que funcionarios cubanos y venezolanos elaboraron en la capital cubana un “Pacto de La Habana” para evitar luchas internas dentro del chavismo y apoyar al vicepresidente Nicolás Maduro.

El acuerdo fue negociado por el presidente cubano, el general Raúl Casto, y su vicepresidente Ramiro Valdés, quienes participaron personalmente en al menos en tres reuniones con Maduro y otros funcionaros venezolanos, según los diarios venezolanos.

Conforme al plan, Maduro encabezó la ceremonia de inauguración del nuevo período de Chávez en Caracas el 10 de enero, tras una dudosa interpretación de la Constitución que el periodista Danilo Arbilla ha calificado de “constitucionalismo mágico”.

¿Qué llevó a Venezuela, con un PIB de $316 mil millones, a volverse tan dependiente de Cuba, un país con un PIB de $60 mil millones? Se me ocurren tres razones principales:

Primero, por razones psicológicas y emocionales. Según me contó hace unos años el ex mentor y ministro del interior de Chávez, Luis Miquilena, Chávez quedó fascinado con Castro desde el momento en que lo conoció —inesperadamente— en 1994.

En ese momento, Chávez era un ex militar de 40 años recién liberado de la cárcel tras su fracasado intento de golpe de 1992, y estaba viviendo en la casa de Miquilena. Su anfitrión lo había invitado a viajar a Cuba para reunirse con Fidel Castro, pero —al enterarse de que Castro no podría verlos en las fechas planeadas — decidió enviar a Chávez solo para que conociera la isla.

Pero para enorme sorpresa de Chávez, cuando aterrizó en La Habana lo esperaba al pie del avión el mismísimo Castro. Desde entonces, Castro se convirtió la figura paterna, gurú político y consejero todo terreno de Chávez.

En segundo término, por razones de seguridad. Antes de que Chávez se convirtiera en presidente en 1999, Castro lo convenció de que querían asesinarlo, y Chávez —cada vez más paranoico— se rodeó de guardias de seguridad cubanos, según me relataron varios de sus ex ministros.

Poco después, Chávez trajo a ingenieros cubanos para mantener a flote las exportaciones petroleras tras la huelga de Pdvesa en el 2002, y puso a administradores cubanos al frente de la agencia nacional de identificación venezolana, los puertos y varias otras oficinas de gobierno e inteligencia.
En tercer lugar, por razones políticas. Chávez ha seguido el modelo de Castro de crear un estado de “guerra permanente”—inventando enfrentamientos con la iglesia, los empresarios, “imperios” extranjeros, o quien sea— para poder justificar su acaparamiento de poderes absolutos.

Mi opinión: Es probable que la dependencia venezolana de Cuba aumente aún más en los próximos meses.

Cuba no sólo será el árbitro del “Pacto de La Habana” para apoyar a Maduro, sino que también tratará de conseguir apoyo diplomático latinoamericano para el gobierno venezolano cuando el dictador cubano Raúl Castro asuma la presidencia del la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) en Chile a fines de este mes.

Pero si Chávez no regresa al poder, la dependencia venezolana de Cuba no durará para siempre.

Tarde o temprano, los líderes venezolanos empezarán a preguntarse si —en medio de crecientes problemas económicos — pueden permitirse seguir subsidiando la economía de Cuba. Con la disminución del precio mundial del petróleo, lo más probable es que decidan que ya no podrán hacerlo.

Venezuela dos realidades

escondiendolanoticia
Por qué las urnas son fieles a Chávez

Hace siete años, cuando Hugo Chávez se encontraba en la mitad de los 14 años que lleva al frente del Gobierno, uno llegaba al aeropuerto internacional de Caracas y los propios empleados ofrecían el cambio de divisas a un precio tres veces más alto que el oficial. Hoy en día la cosa funciona igual, salvo que el cambio del mercado paralelo multiplica ya por cuatro al del Gobierno. Hace siete años, viajar por la carretera vieja de la Guaira, desde el aeropuerto a Caracas, significaba atravesar un rosario de barrios míseros donde el riesgo de asalto a mano armada era muy probable. Hoy, la sensación de peligro es aún mayor. Hace más de un lustro las distancias en Caracas se calculaban siempre con cola o sin cola, es decir, con atasco o sin él. Y había decenas de mototaxis para evitar las congestiones. Hoy, la situación es exactamente la misma.

Cada cierto tiempo, desde que Hugo Chávez llegó al poder en 1999, los mercados solían sufrir el desabastecimiento de algún alimento básico. Chávez solía culpar de “acaparamiento” a las grandes empresas que pretendían “desestabilizar” al Gobierno. Mandaba a las autoridades, bien acompañadas de camarógrafos, hacia algún almacén y ordenaba la distribución inmediata del producto en cuestión. La oposición se quejaba de que eso era pura demagogia. Este enero escasearon el aceite, el pollo, la harina y el arroz. Y el Gobierno volvió a sacar a la calle los productos que había en un almacén de la mayor compañía privada del país.

Hace siete años el Gobierno sufría las críticas de dos grandes canales informativos de televisión. Hoy solo queda uno, Globovisión. La Asociación Human Rights Watch ha publicado sendos informes en los que acusa a Chávez de convertir al Tribunal Supremo en su títere y de asfixiar a las voces críticas. Se podría aportar más datos sobre cómo han aumentando el déficit fiscal y la deuda externa. Pero ninguno de esos problemas impide que la mayoría de los venezolanos siga confiando en él. Chávez sólo ha perdido una de las 14 elecciones convocadas desde 2009. La confianza de los electores en él es tan alta que su rival en las presidenciales del 7 de octubre, Herinque Capriles, ha optado por atacar a los más altos cargos del Gobierno diciéndoles que “ningún chavista calza en los zapatos de Hugo Chávez”.

Ante la pregunta de cuál es el principal logro de Chávez, desde el flanco chavista se sigue escuchando la misma frase que ya se escuchaba a mitad de su mandato: Chávez hizo visibles a millones de personas que siempre fueron invisibles para el Estado; les otorgó conciencia política; puso a los pobres en el primer puesto de la agenda y de ahí no los bajó. “A finales de los noventa había un 60% de pobres y ahora están en torno al 25%. Ésa es la gran verdad que a una parte de la comunidad internacional le cuesta reconocer”, explica el diputado por Venezuela del Parlamento Latinoamericano Calixto Ortega. “Hay problemas, como el de la inseguridad, que están por solucionarse. Pero los pobres reconocen en Chávez un líder fundamental, perciben en él que su preocupación es sincera”.

Decenas de analistas en Venezuela opinan que Chávez pudo haber aprovechado mucho mejor el precio extraordinario al que se ha situado en los últimos años el barril de petróleo. Pero ante ese tipo de argumentos, el Gobierno responde en los canales del Estado aportando sus cifras: en los dos últimos años se entregaron 20.341 viviendas a familias damnificadas por las inundaciones de 2010. Aún permanecen otras 18.100 familias malviviendo en refugios. Pero el Gobierno, en nombre de Chávez, ha prometido realojarlas este año.

En enero de 1999, cuando a Hugo Chávez le quedaba un mes para ganar sus primeras presidenciales, Gabriel García Márquez escribió un artículo titulado El enigma de los dos Chávez, que terminaba así: “Mientras se alejaba entre sus escoltas de militares condecorados y amigos de la primera hora, me estremeció la inspiración de que había viajado y conversado a gusto con dos hombres opuestos. Uno a quien la suerte empedernida le ofrecía la oportunidad de salvar a su país. Y el otro, un ilusionista, que podía pasar a la historia como un déspota más”. Catorce años y catorce elecciones después, la mayoría de los venezolanos siguen inclinándose por el primer Chávez.

domingo, 20 de enero de 2013

Dichoso el hombre a quien Dios corrige!


LIBRO DE JOB 5:

1 Llama, pues, si quieres; quien te respondera?
A cual de los santos te dirigiras?
2 Rebelarte? Asi perece el insensato. Enojarte? De eso mueren los tontos.

6 No, el desorden no nace de la tierra, ni desde el suelo brota la desgracia.
7 El hombre engendra su propio castigo,...
8 Yo, en tu lugar, a Dios recurriria y a El expondria mi causa.
9 A El, que hace cosas grandes e insondables, maravillas innumerables.
10 A El, que derrama la lluvia sobre la tierra y envia las aguas a los campos.
11 Ensalza a los humildes y alivia a los afligidos,
12 desbarata los planes de los astutos, y aunque quieran no pueden reponerse.
13 Atrapa a los sabios en su astucia, y las decisiones de los sagaces no aciertan.
14 En pleno dia los asaltan tinieblas, y van a tientas como si fuera de noche.

17 Dichoso el hombre a quien Dios corrige!
No desprecies, pues, la leccion del Omnipotente,...