sábado, 24 de agosto de 2013

2 Y me hizo sacar del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso; Puso mis pies sobre peña, y enderezó mis pasos.

3:4 Pero tú eres mi escudo protector y mi gloria, tú mantienes erguida mi cabeza. 

3:5 Invoco al Señor en alta voz y él me responde desde su santa Montaña. 

3:6 Yo me acuesto y me duermo, y me despierto tranquilo porque el Señor me sostiene. 

3:7 No temo a la multitud innumerable, apostada contra mí por todas partes.

 3:8 ¡Levántate, Señor! ¡Sálvame, Dios mío! Tú golpeas en la mejilla a mis enemigos y rompes los dientes de los malvados. 3:9 ¡En ti, Señor, está la salvación, y tu bendición sobre tu pueblo! 

2 comentarios:

  1. En verdad que mi Salvador Jesús me sacó del pozo de la desesperación, del lodo. Puso mis pies sobre peña y enderezó mis pasos. En Jesús está mi salvación pues El por amor se entregó en rescate por mi. No permaneció vivo sino que el Padre lo levantó de los muertos y ahora disfruto de una seguridad eterna gracias a mi Cristo. No soy salvo por obras sino por regalo, pues jamás podré jactarme de nada ante la perfecta obra redentora que hizo mi Jesús. Ahora me motiva hacer el bien gracias a Aquel que pagó por mi. Atte. un amigo

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  2. hago corrección...jajaja saludos. En verdad que mi Salvador Jesús me sacó del pozo de la desesperación, del lodo. Puso mis pies sobre peña y enderezó mis pasos. En Jesús está mi salvación pues El por amor se entregó en rescate por mi. No permaneció muerto sino que el Padre lo levantó de los muertos y ahora disfruto de una seguridad eterna gracias a mi Cristo. No soy salvo por obras sino por regalo, pues jamás podré jactarme de nada ante la perfecta obra redentora que hizo mi Jesús. Ahora me motiva hacer el bien gracias a Aquel que pagó por mi. Atte. un amigo

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